martes, 7 de diciembre de 2010

2.4. IDENTIDAD E IDENTIDAD CULTURAL



FUENTE:
http://www.idoneos.com/index.php/concepts/identidad-personal

IDENTIDAD PERSONAL

Desde un punto de vista psicológico puede decirse que identidad personal es la que hace que uno sea “sí mismo” y no “otro”. Se trata pues, de un conjunto de rasgos personales que conforma la realidad de cada uno y se proyecta hacia el mundo externo permitiendo que los demás reconozcan a la persona desde su “mismidad”, esto es, en su forma de ser específica y particular.

La individualidad sólo es posible cuando se exterioriza la personalidad auténtica del ser humano, de manera tal que éste pueda reconocerse a sí mismo como parte de la humanidad en general y, simultáneamente, como un ser único y diferente de los demás. Esto es pues, la identidad.

Algunos autores diferencian entre la identidad (en el sentido de identificación) que refieren a información cuantitativa y cualitativa que al ser observable y medible, puede asegurar que se trata de un individuo y no de otro, y la identificación personal; la primera se refiere a la información cuantitativa y cualitativa que al ser observable y medible puede asegurar que se trata de un individuo y no de otro, mientras que la segunda destaca los caracteres propios y distintivos que hacen que cada sujeto pueda diferenciarse de los demás. De esta manera, la identidad personal no se agota en la identificación.

IDENTIDAD CULTURAL
FUENTE:
http://www.mitecnologico.com/Main/IdentidadCultural

Es el sentimiento de identidad de un grupo o cultura, o de un individuo, en la medida en la que él o ella es afectado por su pertenencia a tal grupo o cultura.

En sentido esencial, las cosas son idénticas del mismo modo en que son unidad, esto se verifica en la solidaridad en un Estado a través de un sentimiento de identidad, aunque existan rasgos culturales que conformen un rico mosaico de grupos y cada persona elija su propio plan de vida; existe una identidad nacional en su historia, costumbres, tradiciones y en suma, valores culturales que nos identifican como mexicanos en un sentimiento nacionalista.

Historia: Es la disciplina que se dedica al estudio de los hechos realzados por el hombre en el pasado y que repercuten en el presente. Sirve sobre todo para comprender y la realidad.

Entendemos por costumbre, la repetición de una determinada conducta, realizada por la generalidad de los miembros de un grupo social, de manera constante y uniforme y con la convicción de cumplir un imperativo jurídico. En forma más breve, también se ha dicho que es un uso implantado en una colectividad y considerado por ésta como jurídicamente obligatorio.

La palabra tradición, en su sentido etimológico, sugiere la presencia de un legado que se transmite de generación en generación, por obra de un sujeto transmisor a un sujeto receptor. Lo que se transmite es, en su esencia, un acervo permanente de verdades vitales que asumen diversas y renovadas formas históricas.Tradición es la transmisión de un conjunto de verdades fundamentales que constituyen un tesoro doctrinal para el hombre y han sido recogidas de la revelación.

Este acervo, invariable en sí mismo, se encarna bajo formas históricas mutables, vivifica a los pueblos que lo reciben y les imprime fisonomía propia y particular estilo de vida.

Concurren, además, otras manifestaciones que recogen uno u otro de los aspectos que se contiene en la significación, a la que se refieren y de la que dependen. Son, por ejemplo, la mera transmisión intergeneracional de costumbres, creencias, modalidades estéticas, normas de conducta, etc., que son expresiones culturales del hombre y caracterizan la vida de un pueblo o una nación, pero a condición de que hayan adquirido una suficiente permanencia.

En el caso concreto de nuestro país, el núcleo esencial de la tradición tiene sus raíces en la concepción cristiana e hispánica que informa las bases de nuestro ser nacional, integrado por aportes diversos y autóctonos y europeos.
Cualquier otra corriente o pensamiento que se haya introducido o pretenda incorporarse a la vida nacional para sustituir dichos atributos esenciales o renegar de ellos no puede ser considerada tradición.

La cultura se concibe como un conjunto de conocimientos compartidos por un grupo de individuos que tienen una historia común y participan en una estructura social. Los valores compartidos juegan roles claves para el funcionamiento psicológico de los individuos. Los valores culturales centrales se reflejan en los textos y en las conductas colectivas (Inkeles y Levinson, 1969; Schooler, 1996; Triandis, 1995; Markus, Kitayama y Heiman, 1996).

La identidad del mexicano esta en la idea de pertenecer a una misma matriz cultural, cultura que resulta comprensible y significativa para los mexicanos que estamos insertos en la dinámica nacional, en el trabajo, estudiando, participando en los asuntos públicos, creando cultura, lo cual, a su vez, fomenta el sentimiento de pertenencia, de conocimiento y de responsabilidad mutua. Todos estos factores contribuyen a explicar la vinculación de los mexicanos con la cultura propia del mexicano que es lo que nos identifica.

Construcción de la Identidad Cultural
Características e ideas comunes pueden ser claras señales de una identidad cultural compartida, pero esencialmente se determina por diferencia: sentimos pertenecer a un grupo, y un grupo se define a sí mismo como tal, al notar y acentuar las diferencias con otros grupos y culturas. Cualquier cultura se define a sí misma en relación, o más precisamente en oposición a otras culturas. La gente que cree pertenecer a la misma cultura, tienen esta idea porque se basan parcialmente en un conjunto de normas comunes, pero la apreciación de tales códigos comunes es posible solamente mediante la confrontación con su ausencia, es decir, con otras culturas.

En breve: si piensas que eres parte de la única cultura existente, entonces no te ves como parte de una cultura.

De esta manera la dinámica de la auto-definición cultural implica un continuo contacto entre culturas. Más aún, esas relaciones nunca son de igualdad, dado que nunca se manifiestan de manera aislada: la complicada red de relaciones creada por la superposición de relaciones políticas, económicas, científicas y culturales, convierte cualquier relación entre dos culturas en una relación desigual. Siempre hay una cultura dominante, o una práctica cultural dominante (la cultura A puede ser, por ejemplo, dominante en literatura, y la B en cine).

El carácter desigual de las relaciones interculturales, es decir, el hecho de que la construcción de la identidad está ligada a relaciones de poder desiguales, implica que la construcción de la identidad pueda considerarse ideológica: al establecer su identidad, una práctica cultural construye, reproduce o subvierte los intereses sociales y las relaciones de poder.

El hecho mismo de que dentro de una cultura o práctica cultural exista la conciencia de una identidad común, implica que también hay un impulso hacia la preservación de esta identidad, hacia la auto-preservación de la cultura. Si la identidad es construida en oposición a los extraños, las intrusiones de otras culturas implican la pérdida de autonomía y por lo tanto la pérdida de identidad. Las convenciones compartidas en las que se basa una identidad son frecuentemente implícitas.

Para que el funcionamiento interno de una cultura sea posible, ciertas reglas básicas y significados que subrayan su producción son generalmente dadas por hecho por los participantes. Este todo estructurado (pero plural y dinámico) de presuposiciones es lo que llamamos “doxa”. De manera similar a la manera en la que la presuposición de una declaración lingüística (“¿Cuándo dejaste de golpear a tu esposa?”) no puede ser objetada (puedes contestar “nunca pare” pero no “nunca la golpee” a menos que llames al otro mentiroso), la doxa de una cultura determinada no puede ser objetada (haciéndola en el proceso explícita, en tanto su eficiencia descansa en su carácter implícito) sin desafiar la legitimidad auto-evidente de la cultura y sus productores.

Doxa (δόξα) es una palabra griega que se suele traducir por 'opinión'. Fue un concepto utilizado por Parménides, al distinguir la «vía de la verdad» de la «vía de la opinión», y más tarde por Platón.

Según Platón la doxa' se trata de un conocimiento fenoménico y, en consecuencia, según él, engañoso. La doxa comprendería dos grados: eikasia (εἰκασία) y pistis (πίστις), es decir, imaginación y fe o creencia. Platón contrapone la doxa a la episteme; a veces esta última se traduce como conocimiento científico pero, según Platón, la episteme solo tiene desarrollo en el mundo de las ideas (conocimiento intelectual) y no el mundo sensible (conocimiento sensible).

Como actividad complementaria al contenido temático ya visto, y en apoyo a las actividades del Programa de Acreditación en Grupos Colaborativos (PAC), debes de realizar las siguientes actividades:
1. Resumen del tema, que deberá de ser como mínimo, media cuartilla y como máximo una cuartilla.
2. Realizar un cuadro o un mapa conceptual sobre tema revisado.
3. Como aplicarías el tema en tu vida cotidiana.

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